Caca de ballena para combatir el calentamiento.
La Comisión Ballenera Internacional se reúne en junio para discutir una propuesta que tiene como fin regular la caza de ballenas en los próximos diez años.
Para quienes se oponen a la captura y comercialización de estos cetáceos, el estudio publicado en estos días por investigadores de la División Antártica Australiana no podría llegar en un mejor momento: sus conclusiones aportan no uno sino varios argumentos de por qué resulta crucial salvar a estos gigantes marinos.
Según los investigadores, el excremento de las ballenas puede contribuir en la lucha contra el cambio climático ya que actúa como fertilizante de las aguas oceánicas, mejorando su capacidad de absorber dióxido de carbono.
Según los investigadores, el excremento de las ballenas puede contribuir en la lucha contra el cambio climático ya que actúa como fertilizante de las aguas oceánicas, mejorando su capacidad de absorber dióxido de carbono.
La hipótesis de que las ballenas excretan el hierro que consumen del krill (un crustáceo planctónico -semejante al camarón- que constituye su principal alimento) había sido sugerida años atrás, pero, hasta el momento, nadie la había puesto a prueba.
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